Cada día nos enfrentamos a multitud de problemas que debemos afrontar y solucionar con las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Unos tienen mayor envergadura que otros, algunos conseguimos solucionarlos fácilmente y a otros debemos dedicarles más energía y recursos… y en la mayor parte de los casos nos aferramos a soluciones que han servido para solucionar problemas pasados pero que posiblemente no nos sirvan para solucionar el problema actual: “la última vez que me pasó algo parecido hice esto y me funcionó, ¿por qué ahora no funciona?”
Cuando convivimos y/o trabajamos con perros la situación es la misma. Los problemas pueden ser muy variopintos: problemas en la convivencia, adiestramiento, casos de corrección de conducta de distinta índole y a esto hay que sumarle todas las variables que entran en juego como el entorno, el carácter del perro, el historial de experiencias previas (del perro y del propietario), etc. Pero somos humanos y ya sabemos que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y tratamos de poner solución al problema con fórmulas que nos han servido en situaciones anteriores. Sin embargo, cuando hablamos de individuos 2 + 2 no siempre suman 4.
¿La solución es la adecuada?
Para comprender mejor a qué me refiero veámoslo con un ejemplo.
Chispa, un dálmata simpático y juguetón salta sobre las visitas cuando llegan a casa. Sistemáticamente cuando el perro realiza esta conducta de subirse y saltar sobre los invitados, Teresa, su dueña, le aísla en una habitación de la casa. Carmen, una amiga de Teresa que también tiene un perro le ha contado que cada vez que Silver hace algo “mal” le encierra un rato sola en una habitación para que aprenda que eso no tiene que hacerlo. A Carmen le ha funcionado y Silver ahora es una perrita buenísima y muy educada. Sin embargo Chispa no abandona la conducta de saltar y subirse sobre la gente y siempre que llega alguna visita se repite la misma escena. Parece que el perro “no ha aprendido” que cuando llega gente nueva a casa no tiene que montarlos.
¿Pero acaso Teresa no se da cuenta que no le está funcionando la solución aplicada? Si a Silver, el perro de su amiga, le ha servido,… ¿por qué con su perro Chispa no va a funcionar? Ah!… igual es que no lo ha repetido suficientes veces… sigámoslo poniendo en práctica 12 meses más…
Nos empeñamos en aplicar “soluciones” que en otras ocasiones nos han servido (o mejor aún, que otro nos ha contado que le han funcionado), tratando de hacer lo mismo una y otra vez, pese a no obtener resultado alguno. Nos aferramos a nuestras soluciones como remedios universales.
Cuando además hablamos de remedios “profesionales” los embellecemos bajo palabras como “protocolos”, “procedimientos”, “estructuras de trabajo”,…, y los aplicamos como si de un grabado en piedra se tratase: primero el paso uno, después el dos y por último el tres, y siempre en este orden y con la misma ejecución.
Buscar y plantear nuevas soluciones, analizar la conveniencia o no de llevarlas a cabo y sobre todo abandonar aquellas “soluciones” que insistentemente hemos tratado de instaurar como las mejores sin obtener éxito alguno puede ser la mejor forma de encontrar la SOLUCIÓN al problema. Como decía al principio, los humanos nos empeñamos en caer una y otra vez sobre la misma piedra, nos aferramos a protocolos y procedimientos de trabajo “cerrados” y los repetimos hasta la saciedad, siguiendo escrupulosamente cada instrucción, cada detalle, aunque no consigamos alcanzar resultado alguno.
En la convivencia con nuestros perros, en el tratamiento de corrección de conductas o en la enseñanza básica de un sentado a la orden, podemos encontrarnos dificultades, problemas, para los que tengamos que plantear nuevas soluciones. No seamos “humanos” y tratemos de abrir la mente para no convertir la solución en el problema; a veces dejarnos guiar por nuestro perro y tratar de aplicar su filosofía de vida puede darnos la vía sobre la que trabajar.
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Lucía López Herrero
Educadora Canina y experta en modificación de conducta – Territorio Can
Hola tenemos un perro que tiene 7 meses le ha dado por comerse los rodapie cuando está solo y le dejamos juguetes no nos despedimos cuando nos vamos e intentamos cansarlo dando largos paseos antes de irnos…pues bien sigue comiéndose los rodapie cosa que hasta ahora no ha echo estamos de alquiler y es un verdadero problema ¿que solucion me pueden aportar? Juguetes le dejamos de sobra…un saludi