8 errores al enseñar la llamada

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orden de llamada al perro

1Empezar a enseñar la llamada demasiado tarde

No se trata de enseñar la llamada desde que se es cachorro sino de crear un vínculo saludable con el perro desde el primer día. Ese vínculo es la base de toda obediencia y va a ser el hilo imaginario del que vas a tirar cuando llames a tu perro en la distancia.

¿Cómo se crea un vínculo saludable? Pues como cualquier vínculo afectivo, necesita confianza, respeto, tiempo y comprensión mutua. Una buena forma de conseguirlo es a través del juego, con paseos tranquilos con correa larga, trabajos de olfato y compartiendo tiempo de calidad juntos.

2Soltar al perro demasiado pronto

La mejor forma de enseñar la llamada al principio es con una correa larga, de 5, 10 metros. Así, el perro tiene sensación de libertad pero tú mantienes el control sobre él. Hasta que no sientas que la llamada está sólidamente construida es mejor mantener control sobre el perro.

Cuando liberamos al perro de la correa demasiado pronto corremos el riesgo de cometer errores que después se convertirán en vicios difíciles de cambiar, tanto por el perro como por el dueño.

3Utilizar órdenes ambiguas

Toma”, “mira”, “me voy”, más que órdenes parecen llamadas a la desesperada. No se pueden utilizar comandos tan poco claros y que ademas sean utilizados en varias situaciones. La palabra asociada a la llamada debe ser clara, corta y vinculada sólo a la llamada. Cuanto más clara, mejor. 

4Repetir la orden muchas veces sin necesidad

A veces, el miedo a que nuestro perro no obedezca hace que le llamemos en repetidas ocasiones no tanto para llamarle sino como una forma de asegurarnos que éste atento a nosotros y no nos pierda de vista. La realidad es que repetir muchas veces el comando sin que el perro deba acudir consigue lo contrario, que la orden pierda fuerza. La llamada, si está bien enseñada, debe ser utilizada solo en aquellos momentos en los que debe ser “obedecida”.

Es verdad que se aconseja hacer llamadas en situaciones diversas y con tonos de voz diferentes para que el perro aprenda y no solo se le exija acudir en situaciones complicadas como puede ser jugando con otros perros o similar. Diversificar ayuda a generalizar la orden. 

5Castigar al perro si tarda en acudir

Si tu perro tarda en acudir o lo hace cuando le da la ganala peor opción es regañarle. ¿Por qué? Porque al hacerlo estás castigando que se acerque a ti. Aunque te cueste trabajo cuando tu perro se acerca a ti siempre debe ser premiado.

También es un error llamar al perro si ves que hace algo que no quieres (como comerse algo de la calle) para castigarle cuando acuda. El perro no debe pensar que puede pasarle algo malo si acude a la llamada. Por eso es mejor darle la orden de «No» y acercarte tú a regañarle. La llamada siempre debe asociarse a algo positivo.

6No premiar la conducta

Premiar no siempre significa “dar comida”, también sirven los elogios, los juegos y todo lo que el perro lo reciba de forma positiva y sirva para potenciar la orden y afianzar el vínculo entre vosotros. Es aconsejable llamar al perro en situaciones poco relevantes para el perro para premiar efusivamente y así fortalecer la confianza y la orden en sí para después utilizarla en situaciones que requieren mayor esfuerzo para el perro. 

7Exigir más de lo debido

Aquí debemos señalar que los perros no son robots y acudir a la llamada no significa oír el comando, dejar de súbito todo lo que está haciendo el perro y acudir corriendo hasta su dueño. Se trata de que el perro acuda pero no como si estuviera entrenado por un profesional para una prueba de obediencia. No hay que ser más exigentes con ellos que con nuestro método de enseñanza.

Si lo que pasa es que acude pero tras largo tiempo y tras repetirle la llamada muchas veces, tienes que plantearte volver a la fase de aprendizaje más que a la de obediencia.

8Creer que ya está todo hecho y dejar de entrenar

La llamada, por ser una de las órdenes más complicadas de mantener, no puede dejar de ser construida nunca. Muchas veces se comete el error de quitarle importancia y con el tiempo la orden pierde fuerza. Tenemos que tener en cuenta que cuando llamamos a un perro le estamos pidiendo dejar de hacer algo que le gusta mucho para venir a nuestro lado. A veces venir con nosotros no significará una renuncia tan grande para él, pero otras veces, el perro estará entretenido jugando, oliendo o comiéndose un trozo de pan y si queremos que la orden tenga suficiente fuerza como para que venga ha de ser trabajada siempre. 

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