Acabamos de separar al cachorrito de su madre y de sus hermanos, con los que ha convivido durante al menos 8 ó 9 semanas. Cuando llega a casa se siente solo y desamparado, todo es nuevo para él y probablemente está estresado por la nueva situación. Durante el día es posible que esté entretenido conociendo su nuevo entorno y seguramente se duerma cansado al final del día pero durante la noche se despertará varias veces y gemirá llamando a la madre.
¿Qué debemos hacer?
Muchas personas consideran que si acudimos a su llamada el cachorro aprenderá a asociar sus gemidos con nuestra llegada y se acostumbrará a gemir para que vayamos a su lado. Ellos recomiendan no acudir a su llamada y dejarle gemir, ladrar y aullar hasta que se canse, lo cual podría durar horas. Según esta teoría solamente podremos acudir a su lado en cuanto pare de gemir y llorar. Para sustituir “de algún modo” a la madre, algunos recomiendan poner una bolsa de agua caliente, otros una prenda que huela a ella (habremos debido preverlo con anterioridad poniendo esa prenda cerca de la madre), otros un reloj que imite el sondo de los latidos del corazón de la madre.
Si estos objetos tuvieran algún efecto, sería el de aumentar el desasosiego del cachorro, que cree oler a su madre o escuchar sus latidos y sin embargo no la siente a su lado, lo cual resulta totalmente frustrante.
Mi recomendación es radicalmente opuesta: por supuesto hay que acudir a su llamada y consolarle, con que note nuestra mano será suficiente. El cachorrito no conoce muchos medios para comunicarse con nosotros, expresa su desconsuelo de esta forma y si nosotros acudimos, él comprenderá que ese medio de comunicación funciona. Ya habrá tiempo para que aprenda otras formas de atraer nuestra atención, pero de momento solo tiene una: gemir. Debemos reconocer su llamada y responder en consecuencia.
Acudir a su llamada tiene muchas ventajas
- Él se da cuenta de que le entendemos, de que su llamada funciona: unos pocos gemidos serán suficientes sin que haya que usar otros medios (ladridos o aullidos);
- Su llamada de auxilio es respondida por lo que él se tranquiliza;
- Su confianza hacia nosotros aumenta: nosotros tomamos las riendas de la situación tranquilizándole (“cuando les necesito vienen y saben cómo calmarme”).
Su llamada es un medio de comunicación por lo que si no acudimos en respuesta de esta llamada, sólo obtenemos desventajas:
- El cachorrito se siente más desamparado y su estrés aumenta
- Intenta formas de vocalización más evidentes que seguramente nunca antes ha usado: gime más fuerte, ladra, aúlla. ¡Ninguna forma funciona!
- La frustración aumenta
- Desaprovechamos la ocasión de que confíe en nosotros, de que sienta que está protegido por nosotros.
¡Menudo comienzo!
¿Aprenderá el cachorrito a gemir para reclamar nuestra atención?
Si sabemos reconocer sus llamadas de comunicación de los primeros días por supuesto que no: él no está usando un sistema de “estímulo-respuesta”, está demasiado estresado para poder aprender algo en estos momentos, simplemente está intentando comunicar que siente miedo o desconsuelo. No podemos confundir los términos. En 2 ó 3 días el cachorro se sentirá confiado y dormirá tranquilamente toda la noche. Pocos días después tanto el cachorro como nosotros aprenderemos a comunicarnos de otras formas (miradas y movimientos corporales por ejemplo) y probablemente él ya no necesite gemir porque se siente confiado con nosotros.
Pero ¿y si no somos muy hábiles para reconocer sus distintas expresiones y finalmente el cachorrito aprendiera realmente el sistema “estímulo-respuesta”?
No pasaría nada por supuesto, el aprendizaje canino tiene dos sentidos, lo mismo se puede aprender que desaprender lo aprendido, no nos llevará mucho esfuerzo cambiar las asociaciones cuando ya no sean importantes como medio de comunicación y conservaremos las ventajas de haber acudido a su llamada los primeros días.
Existen teorías parecidas con los bebés humanos. Algunos expertos dicen que si los bebés lloran y acudimos aprenderán a llorar para llamarnos, por lo que no hay que acudir. Pero los bebés recién nacidos no tienen muchas formas de llamar a su madre por lo que los adultos deberían acudir SIEMPRE que el bebé llorara, fortaleceremos su confianza hacia él mismo (el bebé sentirá que su llamada funciona porque es respondida) y hacia los padres (siempre que les necesita vienen). No se puede frustrar o intentar modelar esa forma de comunicación porque ¡no hay otra!
Volviendo a los cachorros tenemos que ser conscientes de que la buena comunicación entre el perro y el dueño será la base de toda la relación entre ellos. Responder a su llamada en esos momentos de angustia que quizás sean de los más estresantes de su vida, solo fortalecerá su confianza en el dueño permitiendo al cachorro comprobar que su sistema de comunicación funciona y que su dueño le entiende.
No lo dudes y responde a la llamada de tu cachorro los primeros días: será el mejor de los comienzos.
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Cristina Muro
Educadora canina
Cofundadora y presidenta de AEPA-Euskadi