Los ladridos del perro no son parte de un sofisticado sistema de comunicación como muchas personas pueden llegar a pensar sino una forma de comunicar sus estados emocionales. A través del ladrido los perros expresan ansiedad, miedo, alegría…
Sin duda, es una fuente de información valiosa para interpretar el estado anímico de nuestro perro y por ello es importante conocer las claves de la comunicación. La comunicación auditiva
Es uno de los problemas de comportamiento más consultado por los dueños ya que generan situaciones de estrés continuadas llegando a provocar quejas de los vecinos o situaciones de tensión entre los propietarios que intentan todo tipo de soluciones que en muchos casos no hacen sino que agravar el problema. De hecho, en muchas ocasiones, el ladrido excesivo puede ser motivo de abandono o maltrato.
Hay que tener cuidado en declarar el ladrido como algo problemático ya que al tratarse de algo tan molesto para los dueños (me despierta, molesta a los vecinos, asusta a los niños, etc.), muchas veces tienden a magnificarlo teniendo la percepción de que ladra continuamente cuando a lo mejor sólo ha ladrado un par de minutos y por razones naturales.
El ladrido se puede considerar inadecuado cuando la frecuencia, la intensidad y la persistencia es elevada. Hay muchas razones por la que un perro puede ladrar: por miedo, por ganas de jugar, por frustración, por llamar la atención de las personas, etc… pero sin duda, si se convierte en un problema es porque el perro insiste en esta forma de expresión de manera impulsiva y continuada, lo que nos está indicando que el perro tiene un problema de gestión emocional y que el ladrido es su vía de escape. También existe el ladrido aprendido que ha sido reforzado por sus dueños, pero en todos los casos nos pone sobre la pista de una mala gestión emocional.
Si este problema de comportamiento no se trata adecuadamente sólo puede ir a peor ya que sigue un patrón circular: “ladro porque estoy nervioso y cuando ladro me pongo nervioso”; si a esto le sumamos que la gente reacciona ante esta conducta mostrándose nerviosa o enfadada, no hacemos más que sumar intensidad al problema.
Tipos de ladrido
Las razones por las que un perro ladra pueden ser muchas y es importante determinar los estímulos que desencadenan esta conducta para poder afrontarla de forma eficaz. En muchos casos, las razones por las que un perro ladra se mezclan haciendo necesaria una intervención más global.
Hay dos tipos de ladrido principalmente que tendrán pautas de tratamiento muy diferentes:
1. El ladrido aprendido:
El perro ladra como forma de conseguir algo: atención de los dueños, comida, entrar en una habitación, etc. Seguramente sus primeros ladridos estuvieron motivados por un estado emocional, pero la consecuencia que obtuvo de estos primeros ladridos fue beneficiosa para él (consiguió que le dieran comida, que le abrieran la puerta, que le tiraran la pelota, que le dieran cariño, etc.) y por ese motivo siguió empleando el ladrido para conseguir lo que deseaba. En este sentido, el perro aprendió a utilizar las vocalizaciones como forma de conseguir recompensas. Algunos perros saben que sus dueños harían cualquier cosa para conseguir que dejen de ladrar, y sin duda, saben explotar ese conocimiento.
2. El ladrido emocional:
El perro ladra para expresar un estado emocional, normalmente negativo: ansiedad, estrés, miedo, soledad… Los perros ladran ante situaciones muy dispares: cuando se quedan solos en casa, en presencia de otros perros, ante personas extrañas, situaciones nuevas, cuando van en el coche, etc. Como hemos dicho antes, todos los perros que muestran un ladrido excesivo gestionan mal la ansiedad y el estrés y es hacia esta dirección hacia donde deben destinarse nuestros esfuerzos.
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Ana Jiménez Fernández
Licenciada en Psicología y Adiestradora Canina
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