¿Cómo ven los perros?

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como ven los perros

¿Los perros ven en blanco y negro?

En la calle existe la creencia generalizada de que los perros ven en blanco y negro, que no pueden ver los colores. Lo cierto es que a través de estudios comparativos se ha podido llegar a ciertos supuestos que sugieren, entre otras cosas, que pueden llegar a percibir ligeramente colores.

El perro empieza a ver a partir de la segunda o la tercera semana de vida pero no es hasta el tercer mes que ha desarrollado la capacidad de visión propiamente dicha con todas sus funciones características.

Factores que influyen en la visión

Campo visual

La posición de los ojos en la cabeza determina el grado de visión periférica y el grado de visión binocular (cantidad de campo visual que es vista simultáneamente con ambos ojos). Los perros, al tener los ojos situados más lateralmente, tienen una visión periférica superior a la nuestra; en cambio, la visión binocular, que es necesaria para medir correctamente las distancias y la percepción de profundidad es casi la mitad que en los humanos. ¿Qué quiere decir esto? Que los perros abarcan más espacio con la vista pero que su percepción de los detalles, de la profundidad y su capacidad de enfoque es sustancialmente menor.

Diferenciación del color

La percepción del color está determinada por unos fotorreceptores de la retina (conos) que se estimulan cuando existe una iluminación intensa. Estos conos representan un 20% de las neuronas fotorreceptoras en la retina central del perro. Si comparamos estos datos con los humanos, donde la retina central está formada 100% por conos, podemos deducir, que no concluir, una capacidad menor en los perros para percibir los colores.

Diferentes estudios realizados a finales de los 80 por Jay NEITZ, Timothy GEIST y Gerald H. JACOBS demuestran que los perros son dicromáticos; parece ser que de los tres colores primarios que percibimos los humanos, rojo verde y azul, los perros sólo distinguen azul y verde. El perro es pues incapaz de diferenciar los colores que se parezcan al verde, amarillo, naranja o rojo para los humanos.

Agudeza visual  y percepción del movimiento

El perro tiene una capacidad limitada para distinguir los detalles y para percibir con claridad (alrededor de seis veces menos que un ser humano). En cambio, tienen una capacidad mucho mayor para percibir el movimiento; los estudios muestran que los perros son capaces de distinguir objetos en movimiento a una distancia aproximada de 900 metros y que son mucho más rápidos al percibirlos que los humanos, de ahí su mayor capacidad de reacción.

Percepción en la oscuridad

Decíamos antes que para percibir los colores era necesaria la presencia de conos en la retina. Pues en la oscuridad, los fotorreceptores imprescindibles son los bastones, que son susceptibles de estimulación a una baja intensidad lumínica aunque dan una imagen más pobre.

Los perros han heredado de su pasado de cazador nocturno una estructura llamada Tapetum lucidum y que es la que provoca el efecto “ojos brillantes” que observamos en muchos animales al ser alumbrados en la oscuridad. Se trata de un tejido reflectante en la parte posterior de la retina. Así, los rayos de luz que atraviesan la retina sin estimular los receptores se reflejan en el tapetum y vuelven a atravesar la retina intensificando la visión en condiciones de penumbra.

Conclusión

Todos estos factores influyen en la percepción visual del perro. Podemos decir entonces que sí, el perro ve peor que el ser humano, es dicromático y le cuesta percibir objetos estáticos pero también es cierto que en el ser humano la vista es el sentido principal mientras que en el perro no. Los sentidos más evolucionados en el perro son el oído y el olfato. Con ellos suple todas las carencias que pudiera tener a nivel visual. Por eso es muy importante que seamos conscientes de este detalle a la hora de proponer juegos a nuestra mascota. Estamos acostumbrados a jugar con el perro a nivel visual; tiramos una pelota y él tiene que perseguirla. Deberíamos intentar introducir la nariz del perro en el juego: probad a esconderles la pelota en vez de tirársela, comprobaréis que el perro se convierte de pronto en un rastreador nato y que la naturalidad y la concentración con la que se dedica a la búsqueda es mucho más relajante que cuando simplemente persigue la pelota.

 

Bibliografía:

J. NEITZ, T. GEIST, AND G.H. JACOBS (1989). Color Vision in the dog. Visual Neuroscience (1989, 3, 119-125) Cambridge University Press. Estados Unidos

J.FATJÓ, X. MANTECA (2005). El perro: educación y cuidados. Consulta de difusión veterinaria.  España.

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