La ansiedad por separación en perros

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Perro con Ansiedad por separacion

La ansiedad por separación es un problema que afecta a casi un 15% de los perros que conviven entre nosotros siendo una fuente de preocupación y malestar para sus familias y, en muchos casos, puede llegar a convertirse incluso en motivo de abandono.

Por esta razón, hemos invitado a nuestra compañera y especialista en modificación de conducta Myriam Fernández Lorca para que nos explique en qué consiste la ansiedad por separación, cómo podemos prevenirla y nos de consejos para mejorar el problema.

¿De dónde viene eso que llamamos “ansiedad por separación”?

El perro es fundamentalmente un ser social y la ansiedad por separación forma parte de su proceso evolutivo normal cuyo propósito es prevenir que  se aleje demasiado de su madre y de su manada durante su etapa de cachorro.  En la vida salvaje, el lobo pasa por el mismo proceso aunque tras semanas sin alejarse de la madre evoluciona hacia un estado más maduro en el que empieza a alejarse para participar más en la vida de la manada y a aprender a conseguir la comida. Este proceso gradual de maduración que se da tan naturalmente en la vida salvaje se ve truncado cuando el perro empieza a convivir con los seres humanos y empieza a ver cubiertas sus necesidades (comida, cobijo, afecto, etc.) sin tener que hacer nada.

¿Cómo podemos detectar la ansiedad por separación?

En la ansiedad por separación se pueden observar todos o algunos de los siguientes elementos:

  • Ladridos constantes
  • Arañar o morder, objetos, muebles o incluso las paredes (sobretodo en lugares cercanos a la puerta de salida de la vivienda).
  • Actividad motriz sin descanso (el perro no deja de moverse)
  • Salivación
  • Orinar o defecar de manera inapropiada sin que haya un problema médico de por medio.
  • Rutina de saludos demasiado efusivas o demasiado sumisas, etc.

Cuando estos síntomas son muy elevados pueden producirse también daños físicos en el perro tales como traumatismos en las uñas y almohadillas derivados de cavar y arañar, traumatismos en la tráquea y las amígdalas por ladrar en exceso, ladrido afónico o incluso laringitis, heridas en el hocico por morder los barrotes de la jaula y/o dermatitis en las patas o en los flancos por una limpieza excesiva (lamerse de manera compulsiva).

Antecedentes o factores de riesgo 

Existe una serie de factores que predisponen a la aparición de la ansiedad por separación:

  • Separar al cachorro demasiado pronto de la camada (antes de los 2 meses de vida)
  • Perros que pasan por distintos hogares o perros adoptados.
  • Cambios de vivienda (incluso con la misma familia).
  • Experiencias traumáticas que haya podido tener mientras estaba solo.
  • No haberle acostumbrado de una manera gradual a que se quede solo en casa.
  • Trastornos de ansiedad basados en problemas como depresiones, fobias, disfunción cognitiva, etc.

No lo confundas con “aburrimiento” 

Hay autores que consideran que hay que distinguir entre aburrimiento y ansiedad por separación, ya que, aunque pueden coincidir en el tipo de conductas problemáticas que desencadenan, hay que diferenciar si se hacen por aburrimiento o por un problema de ansiedad por separación.

Para diferenciarlas debemos estar atentos ya que en la ansiedad por separación las conductas problemáticas se muestran desde el primer momento en que se quedan solos y normalmente en las zonas cercanas a las salidas de la casa (puerta principal, ventanas, etc). En cambio, en el aburrimiento, las conductas problemáticas empiezan a desarrollarse pasado un tiempo desde la salida de los dueños y en cualquier zona de la casa.

¿Cómo podemos prevenirlo?

Lo mejor, como siempre, es prevenir, aunque no siempre vamos a poder evitar que se desarrolle el problema. Tenemos que evitar que el perro esté excesivamente apegado a sus dueños y se le debe acostumbrar a quedarse solo desde el principio. Para hacerlo debemos seguir una serie de pautas:

  • Evitar decirle nada al perro cuando nos vamos de casa, incluso durante los preparativos para la salida (vestirse, ducharse y demás).
  • Cuando regresemos a casa no hay que permitir saludos efusivos; se debe ignorar al perro hasta que se haya calmado o saludarlo de forma neutra, pues en algunos perros el ser ignorados del todo eleva la ansiedad y una vez que esté tranquilo, le llamaremos, le diremos que se siente y entonces le saludaremos. Esto también es muy útil para evitar que moleste a las visitas, a las que podría no gustarles que le salten encima, etc.
  • Sería una buena idea facilitarle un lugar al perro que sea exclusivo para él y donde se sienta seguro; puede ser un trasportín de viaje o su colchoneta para dormir.
  • Hacer salidas graduales, aumentando tiempo progresivamente aprovechando los ejercicios de sentado y quieto.
  • Los huesos dentales para perros o los juguetes interactivos les estimulan física y mentalmente y son excelentes para prevenir la ansiedad por separación ya que les mantienen entretenidos y les cansan.  En general este tipo de juguetes son buenos para casi cualquier problema de conducta ya que estimulan su mente y les liberan del estrés residual acumulado. Ver: Juguetes interactivos

¿Qué debemos hacer?

Si ya ha aparecido el problema lo primero que tenemos que hacer es llevar a nuestro perro al veterinario para que descarte cualquier problema médico que pueda ser el causante de estas conductas y que quizás puedan desaparecer tras recibir el tratamiento apropiado.

Si nuestro veterinario descarta cualquier problema físico lo ideal sería ponerse en contacto con un buen especialista en modificación de conducta ya que es un problema complejo que requiere un enfoque amplio de actuación. El especialista nos ayudará a crear pautas para disminuir el apego enseñándole a quedarse solo (con salidas programadas y graduales), a no anticipar tu salida de casa (es decir que él no sepa si vas a salir o no) y en general a relajarse.

¿Qué más podemos hacer?

  • Crear rutinas sistemáticas: los perros con ansiedad por separación se sienten mucho mejor cuando en su vida las cosas son predecibles y en su vida hay una estabilidad. Para ello trataremos de tener unos horarios más o menos fijos de comida, salidas al parque, juegos e incluso sus momentos de aislamiento. Las normas correctamente establecidas equilibran la mente de un perro porque sabe lo que puede y lo que no puede hacer. En este sentido si por ejemplo hemos decidido que no queremos que se suba al sofá, no le dejaremos nunca y no unas veces si y otras no. Eso le genera confusión y angustia.
  • Hacerle trabajar y pensar: una buena manera de establecer un vínculo sano con nuestro perro es practicando ejercicios de obediencia a través del juego y siempre en positivo. Prestándole atención cuando nosotros queramos hacerlo y no cuando él nos lo pida o exija.
  • Protocolos de salida a la calle: el perro no tiene en muchas ocasiones otro trabajo que observarnos cuando estamos con él.  Por este motivo, detecta rápidamente las señales que indican que nos vamos a la calle. Así, ponernos determinada chaqueta o zapatos o despertarnos a una hora determinada, desayunar algo en concreto, etc., pueden ser situaciones que hagan anticipar que nos vamos y empezar a ponerse nervioso y alterado.
    Estos protocolos tienen que llevarse a cabo de forma meticulosa y controlada. Tenemos que hacer que nuestra salida no sea tan predecible para cortar el aumento de la ansiedad. ¿Cómo podemos hacerlo? Haciendo ensayos a distintas horas del día y durante varios días; simulacros exactos a los momentos reales en los que vamos a salir pero sin hacerlo finalmente.
    Debo advertir que aunque parece algo relativamente sencillo sobre el papel, en la práctica es muy complejo ya que es muy importante estar atentos al estado de ánimo de nuestro para decidir las rutinas y determinar los tiempos para que sirva para mejorar el problema y no empeorarlo. Es por eso que recomendamos pedir la ayuda de un profesional, por lo menos en las etapas iniciales para aprender bien las pautas y no empeorar el problema.
  • Nos podemos ayudar de chaquetas anti estrés que son también una gran ayuda porque fomentan la calma evitando la excitación innecesaria, así como juguetes interactivos.

Recuerda:  no es cierto en absoluto que el perro realice esta serie de comportamientos para “fastidiarnos”. El estrés le puede llevar en ocasiones a orinar o defecar más a menudo de lo normal.  Así mismo, morder tiene un efecto calmante para ellos así que no es de extrañar que sea otra de las conductas que surgen con este tipo de problema. Ayudarle requerirá cambiar algunos hábitos en vuestra relación y realizar trabajos de desensibilización que son LENTOS pero que bien hechos tienen un buen pronóstico.  Piensa en lo mucho que quieres a tu perro y no te frustres por ello.

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Myriam Fernández Lorca

FAMILY DOG S.L.

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